Anclando en Valparaíso

MUSEO MARÍTIMO NACIONAL EN EL BICENTENARIO DEL CUERPO CONSULAR DE VALPARAÍSO INAUGURA NUEVA EXPOSICIÓN

Sin duda que la historia de la inmigración en Valparaíso es un tema amplio y en el cual convergen muchas miradas. Lo que sí es cierto, es que este fenómeno ha sido el reflejo de cada tiempo, de las coyunturas políticas, sociales y económicas que, a miles de kilómetros, enviaron oleadas de viajeros a este puerto.

 

Muchos autores se han adentrado en el fenómeno de la migración en Chile, y especialmente en el Valparaíso del siglo XIX, temática que ha enriquecido el entendimiento de nuestra identidad como ciudad puerto. Naturalmente, ha prevalecido una mirada benevolente y casi romántica acerca de las vivencias de estos primeros forasteros del puerto tras la emancipación de España. Al duro viaje por mar hacia Valparaíso, generalmente tras atravesar el cabo de Hornos, la llegada significaba arribar a un lugar rural, sucio y maloliente, que recién al mediar el siglo comenzaba a tener el aspecto de una ciudad moderna dentro del contexto de nuestro país.

 

En un comienzo, la presencia de extranjeros fue resistida por algunos y aceptada por otros, desde los balleneros de Massachusetts a inicios del siglo XIX –los temidos bostones como los señala fray Melchor Martínez- hasta los intelectuales y artistas franceses admirados por la fiebre de francofilia propia del Chile republicano.

 

La llegada con fuerza del vapor como energía propulsora trajo la modernidad y tras de sí, a numerosos mecánicos, fogoneros y herreros, principalmente estadounidenses, escoceses, ingleses y alemanes. La actividad naviera, por su parte, atrajo a banqueros y comerciantes, pero también a marineros desertores que terminaban trabajando como gañanes u ocasionando problemas con la ley. Otros inmigrantes, en cambio, se dedicaron a actividades propias de la ciudad, instalándose con imprentas, boticas, maestranzas, carpinterías de ribera, mueblerías, pompas fúnebres y sastrerías; en estas últimas, los marinos chilenos y extranjeros se proveían de vestuario y accesorios, especialmente en los establecimientos de Julio Fenner, Francisco Beduneau y en el de Pülschen & Weber, donde en la década de 1860 un joven guardiamarina Arturo Prat compraba su uniforme y su sable.  

 

Esta historia ha dejado tras de sí un imaginario donde el intercambio entre las diversas culturas ha contribuido a dar cuenta de este devenir histórico, y cuya temática es el eje principal de la nueva exposición que se encuentra presentando el Museo Marítimo Nacional (MMN) denominada: Anclando en Valparaíso, pioneros inmigrantes y su legado”, muestra que exhibe importantes bienes patrimoniales que forman parte, en su mayoría, de la colección del MMN, a las que se suman aportes de diversas personas e instituciones, y que en su conjunto constituyen un relato que revela a aquellos primeros inmigrantes que arribaron a Valparaíso hace ya dos siglos e invita a reflexionar sobre nuestra historia porteña y nacional.

 

La exhibición, que se está presentando en la sala de Exposiciones Temporales I, ubicada en el segundo piso del Museo, exhibe una serie de objetos entre los que destacan; el casco usado por Arturo Dell’Oro, chileno descendiente de italianos, muerto tras embestir en el airea un avión austriaco en el combate de Belluno, Italia, el 1 de septiembre de 1917; y una gorra para marinero del crucero alemán SMS Dresden, usada por Karl Wagner Retting, quien fue uno de los marineros del buque avecindados en Chile después de su cautiverio en la isla Quiriquina.

En relación a esta nueva exposición, el profesor de Historia y Geografía del MMM, Eduardo Rivera, y quien además estuvo a cargo de la curatoría de la muestra, señaló:Los objetos que esta vez se exhiben, no son un adorno ni un complemento de esta muestra, sino que son el punto de partida para reflexionar acerca de esos difíciles años en que Valparaíso se abría al mundo y al comercio global, en que el choque de culturas fue el elemento catalizador de la identidad porteña y que le corresponde a los museos la responsabilidad de preservarlos y compartirlos con la comunidad. Esperamos, por cierto, que este esfuerzo cumpla con ese gran desafío”.

 

Por su parte el Director del Museo Marítimo Nacional, contraalmirante Andrés Rodrigo, añadió:Como verán, cada espacio, pieza y metrocuadro que observan ha sido fruto de un tremendo trabajo en equipo y sinérgico, de distintos actores dentro y fuera del museo, lo que me obliga nuevamente a pensar en que quizás esos primeros inmigrantes así enfrentaron su vida cotidiana en el puerto y por mucho tiempo, con sus particulares realidades y pasados, pero quienes lograron contribuir de manera significativa al desarrollo de ese Valparaíso de antaño y que hoy nos muestran un faro de cómo seguir navegando, porque no es la primera vez que Valparaíso ha sido afectado por mal tiempo o el arribo de bravezas, lo importante es sobreponerse y seguir trabajando, de manera colaborativa y decidida, así como lo hicieron tantos pioneros inmigrantes que anclaron algún día en Valparaiso”. 

 

La ceremonia inaugural, que se llevó a cabo durante la mañana del jueves 26 de octubre, y que se encontraba enmarcada en la conmemoración de los 200 años del Cuerpo Consular de Valparaíso, fue encabezada por el Director del Museo Marítimo Nacional, contralmirante Andrés Rodrigo, por el Gobernador Marítimo de Valparaíso, capitán de navío LT Sr. Javier Mardones y la Decana del Cuerpo Consular de Valparaíso, Cónsul Honoraria de Bélgica, Sra. Ruth Engels, y contó con la asistencia de autoridades navales, civiles, representantes de comunidades extranjeras e invitados especiales.

 

 

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